George Orwell es el pseudónimo de Eric Blair, escritor británico que nació en Motihari (Raj británico de la India) el 25 de junio de 1903; murió en Londres, el 21 de enero de 1950. Estudió en el Eton College y durante su vida, además de obras de ficción, escribió diversos ensayos en los que trataba problemas políticos; realizó además diversos estudios sobre Charles Dickens. Entre sus obras de ficción más destacadas, encontramos la sátira Rebelión en la Granja y la distopía en la que nos centraremos 1984.

Argumento de 1984
La obra 1984 nos muestra un mundo futuro dominado por tres grandes potencias: Eurasia, Oceanía y Asia del Este. Winston Smith, el «héroe antisistema» protagonista de esta distopía, muestra su rebeldía desde las primeras páginas de la obra cuando comienza a escribir un diario, lo cual está totalmente prohibido. Winston trabaja en el “Ministerio de la Verdad”: manipula la información de la prensa para que se adapte a los deseos del Partido. El líder del Partido, el Gran Hermano, es tan solo una cara en los carteles o una voz en los altavoces, pero ejerce su papel de símbolo al que temer y admirar.
Winston conoce a Julia y ambos se enamoran, pero el amor está prohibido en una sociedad en la que los enlaces matrimoniales se realizan con el único fin de procrear, por lo que Winston y Julia deben verse en secreto. Winston lleva varios años casado y separado de Katharine, una mujer que Winston describe como vulgar y vacía.
Tras varios encuentros con Julia, la clandestina pareja es citada a hablar con O’Brien, un miembro del Partido que, por lo que Winston cree, está también en contra del Gran Hermano y de la falta de libertad y de humanidad de la sociedad en la que viven. Al principio parece que las sospechas de Winston son acertadas: O’Brien ayuda a la pareja a pasar inadvertidos y les ofrece un importante libro escrito por Emmanuel Goldstein, el líder de una rebelión que se mueve a la sombra del sistema.
Finalmente, resulta ser un engaño y tanto Julia como Winston son entregados a las autoridades, la “Policía del Pensamiento”. Tras un largo confinamiento y una intensa tortura en “la habitación 101”, Winston recibe un lavado de cerebro mediante una técnica que combina drogas y sugestión.
El hombre de la bata blanca, el torturador, le dice a Winston que, cuando acabe con él, le habrá cambiado por dentro: “Te habremos vaciado. Habremos presionado hasta vaciarte y después te llenaremos de nosotros mismos” [G. Orwell, 1984 (p. 247)]. Cuando dejan libre a Winston, han destruido completamente su espíritu y pasa a ser el sumiso ciudadano modelo de la sociedad totalitaria del Gran Hermano.
Comentarios
En la sociedad planteada en 1984, los ciudadanos deben pensar lo menos posible y hacerlo todos igual, por eso la neolengua (newspeak) es revisada constantemente para intentar reducirla al mínimo: cuantas menos palabras, menos que decir y menos que pensar. Tanto es así que, en ocasiones, se mantiene una sola palabra para usarla con connotación negativa, al usarla para referirse a un enemigo, o positiva, al referirse a la propia patria.
Este deseo de reducir los pensamientos al mínimo se ve reflejado también en la Policía del Pensamiento, que se encarga de erradicar a los posibles librepensadores. Pero los miembros del Partido Interior sí tienen derecho a acceder al conocimiento. Podemos observar aquí un claro paralelismo con la distopía de Aldous Huxley, donde únicamente Mustafá Mond, alto cargo del mundo civilizado, conoce la obra de Shakespeare.
Esta división de clases se ha dado en todas las épocas de la historia, según lee Winston en el libro que recibe de O’Brien: se trata de los llamados “Superiores”, los “Medianos” y los “Inferiores”. En el pasado, los Medianos, que “siempre hicieron uso de términos como libertad, justicia y fraternidad” [G. Orwell, 1984 (p. 193)], se levantaron contra los Superiores, pero finalmente acabaron ocupando su lugar. Orwell está aludiendo a los diferentes alzamientos de la burguesía contra la monarquía sucedidos en Europa entre los siglos XVIII y XIX.
Se habla también de una futura rebelión de los proletarios (los Inferiores) y de la consecuente caída del Partido. Orwell refleja en estas páginas el sueño marxista: la revolución final por parte del proletariado. Precisamente en “los proles”, Winston Smith percibe los últimos rasgos de humanidad de una sociedad cada vez más deshumanizada; así como el protagonista de Un Mundo Feliz en los indios salvajes.
Esta deshumanización parece ser el precio a pagar por el bien de la sociedad. Sin embargo, durante la tortura, el hombre de la bata blanca confiesa a Winston que hacer un mundo mejor no es el objetivo principal, el objetivo principal, y el único, es el poder: “No nos interesa el bien de los demás, solo nos interesa el poder” [G. Orwell, 1984 (p. 253)].
De una u otra forma, ya sea por el bien de la sociedad o por el mismo poder, unos pocos elegidos acaban poseyendo el control de los medios de comunicación, de las leyes, de las mentes de las personas e incluso de la historia. Como le dice el hombre de la bata blanca a Winston en la habitación 101: el Partido controla todos los documentos históricos, por lo que controla el pasado; controla la percepción y los recuerdos, por lo que controla la realidad.
La mente de las personas es moldeable, la salud mental es creer lo que el partido te dice que creas. Respecto a esto, el hombre de la bata blanca reprende a Winston diciendo: “estás aquí porque te han faltado humildad y disciplina. El precio de estar mentalmente sano es realizar un acto de sumisión” [G. Orwell, 1984 (p. 240)]. Al partido, dice, no le importan los crímenes de Winston, solo que salga “curado” de las instalaciones.
La idea de “salud mental” que tienen los miembros del partido se aleja de lo que normalmente entendemos con este término; pero Orwell nos sitúa ante un problema mucho más general y que, como podemos ver en La Quimera de la Perfección I y II, nos afecta en el mundo real: establecer qué es la “salud mental”, así como la “felicidad” o la “perfección”, implica algún tipo de imposición, pues estos términos pueden no significar lo mismo para todos.
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